El TURISMO SOSTENIBLE o la deriva del idílico y romántico concepto del que una vez me enamoré Turismo / Turismo responsable / Turismo sostenible

turismoTengo que reconocer que estoy algo saturado de toda la carga que empieza a llevar aparejada el concepto de turismo sostenible. Que nadie me vaya a malinterpretar… digamos que estoy hasta el moño de su uso, que no de su fondo. Como forma de viaje, como filosofía de vida, me siento plenamente identificado con esta manera de entender el sector turístico. Sueño con el día en que, de verdad, sin tapujos y sin intereses encubiertos, el turismo sea una manera de enriquecimiento personal y colectivo. Una fórmula en la que se pueda producir un intercambio social que sirva para acercar diferentes culturas, que además suponga un instrumento de mejora socioeconómica para los destinos y para los agentes que directa o indirectamente participan de su actividad. A punto de superar los 1.000 millones de desplazamientos en todo el mundo, el sector turístico es cada vez un gigante mayor y más difícil de domar. Lo que hace unos años era un concepto idílico, casi romántico… protagonizado por pequeños emprendimientos y modelos a pequeña escala por todo el mundo, con la convicción de impulsar un cambio real, hoy comienza a perder su esencia. El turismo sostenible baila al son que marcan las grandes multinacionales del sector que, más allá de una buena apariencia, no dejan de tener un interés comercial que ni mucho menos es sano.

Que nadie me vuelva a malinterpretar. Sería absurdo pensar que una actividad económica o productiva como es el turismo, no debe ser rentable… no debe tener una visión comercial que lo haga duradero. Atendiendo la raíz misma de lo que debe ser la sostenibilidad, esta debe buscar un equilibrio medioambiental, social, cultural y también económico de los recursos. Lo que me mata es llegar, una vez más, a una conferencia sobre turismo sostenible, como me pasó ayer en Palma de Mallorca con el seminario del Proyecto Europeo SusTEn Mechanism, y ver como algunos ponentes ponen como ejemplos de turismo sostenible a Accor, Sol Meliá, NH o Barcelona como el primer destino certificado en turismo responsable en todo el mundo. Ejemplos los primeros de expansión agresiva gracias a beneficios fiscales con los que se ahorran grandes sumas de impuestos, metiendo sus zarpas en países en donde en muchos casos la corrupción se lleva por bandera, con políticas de recursos humanos esclavistas y pensando en todo menos en propiciar una interacción beneficiosa para la comunidad local. Por mucho que luego implanten un decálogo de buenas prácticas medioambientales con bombillas de bajo consumo o reductores del caudal de agua… puesto en práctica sobre todo porque conlleva un ahorro económico.

Barcelona, le pese a quién le pese, ya ha mostrado síntomas similares a los que ya han sufrido otras tantas ciudades europeas como Venecia, Praga, Florencia o, recientemente, Berlin. Por la capital alemana se pueden leer por la calle pegatinas con el lema “Berlín doesn’t love you” (Berlín no te quiere), promovidas por los habitantes de Berlín hartos de las avalanchas de turistas los fines de semana, de ver cómo los precios de los locales y los alquileres suben, como abren tiendas y cafeterías chics, como los negocios de toda a vida desaparecen o como los vecinos de siempre, los que además han creado y constituido la esencia de la ciudad, se ven casi obligados a marcharse de determinadas zonas porque no se pueden permitir el nuevo nivel de vida. Porque si, aunque parezca mentira, cualquier forma de turismo por mucho que se traduzca en millones de visitantes, no siempre es buena. Barcelona debería tomar buena nota… igual que debería tener en cuenta que para cualquier mente cabal, hablar de la primera ciudad certificada en turismo responsable no encaja con el apellido Barcelona World, el nuevo disparate en forma de recalificación urbanística, construcción de miles de nuevas plazas hoteleras y estimaciones faraónicas de cientos de miles de visitantes y generación de riqueza que cuestan digerir.

A día de hoy la esencia del turismo responsable y sostenible la siguen constituyendo cientos de miles de pequeños emprendedores y destinos a pequeña escala por todo el mundo. Iniciativas encaminadas, de verdad, a generar una riqueza en su entorno más directo. No tiene sentido reconocer modelos intrusivos que ponen en último lugar a la población local del destino. No tiene sentido premiar a empresas que recaudan el 80 ó el 90% de los beneficios que generan hacia los países de origen de la inversión, porque lo único que hacen es aumentar las brechas sociales, la pobreza y las diferencias culturales, justo todo lo contrario que debe encarnar el idílico y romántico concepto de turismo sostenible del que una vez me enamoré. Siempre me fascinó y me fue muy inspiradora la frase de Eduardo Galeano: “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo” Tomémosla como ejemplo para el turismo y elevemos el espíritu crítico colectivo de todos, como personas y como turistas. Nunca es tarde si la dicha es buena.


Formado en comunicación y turismo, fue en el sector turístico donde precisamente comenzó a apreciar la necesidad de un giro a la hora de viajar y practicar turismo. Considera que un viaje responsable no sólo se reduce a una adecuada práctica medioambiental, sino que debe resumir todas las habilidades que se suponen implícitas a las buenas relaciones personales, aunque no siempre es así. Tal vez resulte paradójico pensar que todo viaje debe convertirse en un intercambio social y cultural, pero... ¿por qué no intentarlo? Con experiencia profesional contrastada en medios de comunicación y en entidades públicas y privadas dentro del sector turístico, es uno de los fundadores de Ecotumismo y lleva la gestión editorial y coordinación de proyectos desde su puesta en marcha en 2009. En esta última etapa de su vida profesional ha adquirido experiencia nacional e internacional en el marco de proyectos vinculados al turismo responsable trabajando como consultor freelance a través de Ecotouristing. Además ha adquirido un notable conocimiento de la realidad actual del sector del turismo rural en España, gracias a su trabajo como responsable de comunicación y coordinación de proyectos con la Fundación Ecoagroturismo. A principios de 2013 se ha incorporado al equipo del portal de turismo temático Turinea para dar soporte en tareas de comunicación y marketing, además de desarrollar el proyecto Rutas turísticas y Paisajes Sonoros. Una innovadora iniciativa para poner en valor una red de rutas turísticas basadas en experiencias sensoriales etnográfico-culturales y ambientales, con la premisa de fomentar un tipo de turismo responsable y sostenible. Se enfatizará el carácter innovador del proyecto a través de herramientas sonoras al servicio de las nuevas tecnologías, que servirán como elemento clave de conservación cultural, como instrumento de promoción y como hilo conductor de las diferentes propuestas.

Opiniones

  1. Bueno; es obvio que no todos disfrutamos de las mismas experiencias en turismo, y tu punto de vista es uno más, así lo considero, dentro del mar de opiniones que se gesta alrededor de este tema tan basto. De todas maneras, gracias por dejar tus impresiones.

  2. Muy bien dicho Javier!!! gracias por expresar lo que yo tambien sentí en la conferencia del otro dia 🙂

  3. Jose Angel Poveda Says: septiembre 19, 2012 at 11:56 am

    Estoy muy de acuerdo contigo Javier y lo mejor sería que los y las que pensaramos parecido uniesemos nuestros esfuerzos por diferenciar la moda y el oportunismo de los emprendimientos e iniciativas que si corresponden a un verdadero turismo sostenible en los territorios y los destinos.

  4. […] por todo el mundo que sacan la cara más amarga del sector turístico… En un momento en el que la proliferación del uso del concepto de turismo responsable o turismo sostenible parece no tener límites, no está de más hacer ver que no todo es tan bonito. El turismo puede […]

  5. Hola Javier, llegué a tu mensaje por un RT y aquí estoy con poco tiempo pero con el interés de dejarte un comentario mas ya que tu post vale la pena. Es que creo que el tema certificaciones está creciendo tanto en los últimos tiempos que merece reflexiones de todos los que estamos trabajando en TS, en especial de Uds. los que están en «Primer Mundo» desde donde salen la mayoría de las propuestas que después caen en nuestros territorios. A ver..
    a) No toda certificación es mala, pero lo cierto es que gran parte de las empresas que forman parte del mundo turístico son tan pequeñas que el tema certificación sencillamente las excede.
    b) Aún no se puede comprobar en la mayoría de los casos hasta que punto una certificación eleva el número de huéspedes o turistas (faltan datos reales sobre el punto, lo que hay es sobre «intención de») ni hablar hasta que punto eleva en serio la comprensión real de la necesidad de mejorar la gestión en turismo – aún sacando la palabra sostenibilidad, que a veces molesta!
    c) El tema certificaciones incluye importantes trabajos de consultorías. Creo que llegó el momento es que este tema sea mas transparente, en especial en aquellos trabajos que son de orden global y/o contratados a veces por gobiernos con financiamientos externos.

    Bueno, me voy…el tema da para mucho, es solo parte de lo que hoy pasa por mi cabeza y que muchas veces, por supuesto, no tiene una única respuesta…como no hay un único destino!

    Gracias por ayudarnos a reflexionar Javier…buen día para todos!

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