A la espera de una hoja de ruta para el turismo sostenible a escala mundial Turismo sostenible

Los pasados 26 y 27 de noviembre tuvo lugar la Cumbre Mundial de Turismo Sostenible en Vitoria (Euskadi), organizada por el Gobierno Vasco, el Instituto de Turismo Responsable (ITR) y el Consejo Mundial de Turismo Sostenible (GSTC). El objetivo de la cita ha sido alcanzar un consenso para la redacción de una nueva Carta de Turismo Sostenible, que renueve la que ya se firmó en Lanzarote hace 20 años.

La cita llega en un momento crucial para el sector a nivel mundial, al igual que lo fue aquella de Lanzarote, cuando el concepto de sostenibilidad empezaba a salir a escena como una necesidad a tener en cuenta en el imparable desarrollo del mastodonte turístico. En la actualidad, el turismo sostenible parece estar de moda y la sobre utilización, muchas veces con fines más partidistas y mercantilistas que otra cosa, está a la orden del día. Por eso, hace falta más realidad y menos artificio, fijando unos criterios claros. Un modelo de gestión con el que, no sólo separar el grano de la paja, sino también y sobre todo afianzar una estrategia planetaria que trabaje por una mayor sostenibilidad ambiental, sociocultural y económica en el turismo.

La cita de Vitoria casi ha llegado de la mano de la Cumbre del Clima de París, de la que se espera un compromiso vinculante internacional para la reducción de los gases de efecto invernadero, incluidas las grandes potencias. Al hilo de esto conviene reflexionar sobre el impacto del turismo masivo en el planeta en el calentamiento global. Ya en la Declaración de Davos, en 2007, se llegó a una conclusión que todavía sigue vigente. Cerca del 5% de emisiones de CO₂ en todo el mundo son generadas por el sector turístico. De ese porcentaje, casi la mitad son generadas por los desplazamientos en avión, una cuestión en el eje central del desarrollo del turismo y de la forma de concebir las vacaciones. También en 2007, en el informe “Cambio Climático y Turismo” del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial de Turismo (OMT), se pusieron encima de la mesa algunas proyecciones interesantes. Por ejemplo, que teniendo en cuenta que la previsión de la propia OMT es que se va a producir un crecimiento anual de un 4% en el número de llegadas de turistas internacionales hasta el año 2020 (tal y como ha venido sucediendo, punto arriba, punto abajo), la generación de emisiones de CO₂ podría crecer exponencialmente un 152% en 2035.

cambio climatico y turismo

Precisamente la influencia en el cambio climático del turismo fue uno de los aspectos que salieron a debate en la reciente Cumbre Mundial de Turismo Sostenible, con un panel de expertos específico que contó con la moderación de Daniel Scott, director ejecutivo del Centro Interdisciplinario sobre el Cambio Climático (IC3). La premisa transversal al debate es la de reducir progresivamente las emisiones de efecto invernadero para poder crecer de una manera sostenible. En este sentido, los expertos consideraron que la industria “debe tratar de mejorar la adaptación climática del desarrollo turístico y trabajar junto a las comunidades autóctonas de cada destino para construir su propia adaptación climática”,  siguiendo “una estrategia de descarbonización, junto con la innovación en el uso de energía, recursos, transportes y sistemas de comunicación”. Ante esta tesitura, conviene reflexionar si es posible una reducción real de las emisiones de efecto invernadero con el ritmo global de crecimiento del sector en todo el planeta. Según datos de la OMT, en 2014 las llegadas de turistas internacionales alcanzaron la cifra de 1.138 millones, lo que supuso un incremento del 4,7 % con respecto al año anterior. La previsión de la OMT para 2015 es que el turismo internacional aumente entre un 3 % y un 4 % más, con cientos de millones de desplazamientos en avión.

turismo y cambio climático

A este ritmo y según estimaciones del Panel Internacional de Expertos en Cambio Climático (IPCC), se estima que el sector turístico podría ser el causante del 15% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero a mediados de siglo. El desarrollo de nuevas tecnologías más eficientes y menos contaminantes podría contribuir a la disminución de los efectos negativos de los aviones para el medio ambiente. En cualquier caso, parece necesaria una estrategia integral, en la que también entre en juego la responsabilidad del viajero, que puede y debe aportar su granito de arena disminuyendo su huella ecológica en los desplazamientos y priorizando destinos más cercanos.

Más allá del cambio climático

Más allá de toda la influencia del sector turístico en el clima, durante la Cumbre Mundial de Turismo Sostenible se trataron otros temas de igual relevancia en términos de sostenibilidad turística. Por poner algunos ejemplos, la función que puede tener para lograr un planeta más pacífico y abierto a nuevas posibilidades, promoviendo el turismo como un instrumento de paz y tolerancia. También como un elemento de salvaguarda y protección a largo plazo del patrimonio de los destinos, tanto material como inmaterial.

También se habló de la dimensión del turismo para apoyar la conservación y la biodiversidad, teniendo en cuenta la necesidad de un entorno medioambiental bien cuidado como centro vital de cualquier propuesta turística. Puede además ser un elemento transversal para luchar contra la pobreza, como instrumento de cohesión y mejora socioeconómica, potenciando entre otras cuestiones el uso de productos y servicios locales.

Ya se ha publicado la nueva Carta de Turismo Sostenible, en dónde se recogen todos estos temas, como hoja de ruta a seguir por el sector para los próximos años. De momento (y no parece casualidad), la Asamblea General de las Naciones Unidas ha aprobado la adopción de 2017 como el Año Internacional de Turismo Sostenible para el Desarrollo en una resolución adoptada hace apenas unos días.  


Formado en comunicación y turismo, fue en el sector turístico donde precisamente comenzó a apreciar la necesidad de un giro a la hora de viajar y practicar turismo. Considera que un viaje responsable no sólo se reduce a una adecuada práctica medioambiental, sino que debe resumir todas las habilidades que se suponen implícitas a las buenas relaciones personales, aunque no siempre es así. Tal vez resulte paradójico pensar que todo viaje debe convertirse en un intercambio social y cultural, pero... ¿por qué no intentarlo? Con experiencia profesional contrastada en medios de comunicación y en entidades públicas y privadas dentro del sector turístico, es uno de los fundadores de Ecotumismo y lleva la gestión editorial y coordinación de proyectos desde su puesta en marcha en 2009. En esta última etapa de su vida profesional ha adquirido experiencia nacional e internacional en el marco de proyectos vinculados al turismo responsable trabajando como consultor freelance a través de Ecotouristing. Además ha adquirido un notable conocimiento de la realidad actual del sector del turismo rural en España, gracias a su trabajo como responsable de comunicación y coordinación de proyectos con la Fundación Ecoagroturismo. A principios de 2013 se ha incorporado al equipo del portal de turismo temático Turinea para dar soporte en tareas de comunicación y marketing, además de desarrollar el proyecto Rutas turísticas y Paisajes Sonoros. Una innovadora iniciativa para poner en valor una red de rutas turísticas basadas en experiencias sensoriales etnográfico-culturales y ambientales, con la premisa de fomentar un tipo de turismo responsable y sostenible. Se enfatizará el carácter innovador del proyecto a través de herramientas sonoras al servicio de las nuevas tecnologías, que servirán como elemento clave de conservación cultural, como instrumento de promoción y como hilo conductor de las diferentes propuestas.

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