Línea editorial SLOW LIFE

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Movimiento Slow

En Ecotumismo nos sentimos plenamente identificados con el Movimiento Slow, una corriente surgida al amparo del impulso del italiano Carlo Petrini, allá por los años 80, para combatir el estrés que produce nuestro ritmo diario de vida, algo que sin duda se ha visto incrementado con el paso de los años. Surgió en su día para combatir el auge de los restaurantes de comida rápida, por lo que en un principio perseguía impedir la desaparición de las tradiciones gastronómicas locales y combatir la falta de interés general por la nutrición, por los orígenes, los sabores y las consecuencias de nuestras opciones alimentarias.

La filosofía Slow Food apareció en escena, más que como un simple estilo de vida, como una imperiosa necesidad de luchar por valores casi en peligro en extinción. En ese sentido, reflexionemos un momento: habrá gente que le guste la comida rápida o fast food, pero si su auge condiciona todas estas tradiciones, orígenes y hábitos alimenticios que han formado parte de nuestra cultura durante años o incluso siglos, ¿es sostenible este apogeo? ¿Resulta sostenible que una cosa crezca a costa de la otra? Desde luego que no lo es… En los últimos 50 años hemos confundido el valor por el precio, hasta el punto de que la comida en sí ya no tiene valor, sólo tiene un precio.

slow food

La consecuencia ha sido que para producir algo, lo que sea, a un precio barato, se emplea y consume el doble o triple de energía de lo que realmente se necesita… ¿o es que a alguien no le quedan dudas de que las hamburguesas del McDonald’s a 1€ no conllevan ninguna consecuencia? Cómo afirma Carlo Petrini, para salir de esta crisis en la que vivimos hace falta consumir menos… ¡Qué locura dirán muchos! Pero… ¿sabías que más de la mitad de los alimentos que producimos van directamente a la basura? De hecho, los excedentes de producción de la industria agroalimentaria se convertirán en serios problemas para todos en menos de lo que creemos por varios motivos:

  • Debido a la producción intensiva de la tierra y el abuso de pesticidas, el humus se pierde cada vez más y con él, la fertilidad del suelo
  • Todo el mundo habla del descenso de las reservas de petróleo pero casi nadie se acuerdo del serio problema que puede suponernos la falta de agua a corto plazo. No cabe duda que la contaminación está acabando con el ciclo natural del líquido elemento en muchas partes del planeta.
  • Pero el problema más dramático de todos es la total y paulatina destrucción de la vida campesina en pro de la vida urbana
slow food

Por todo ello, Slow Food propone una revolución dulce, alegre, sin agobios, que valore el trabajo campesino y en donde, por encima de todo, se defienda la idea de que la decisión personal de cada uno de nosotros, a la hora de comer y consumir, puede cambiar el mundo. Slow Food y Terra Madre promueven un nuevo paradigma de consumo, más realista y mejor, que refuerce la identidad de los pueblos, reconstruyendo el concepto de comunidad y que luche contra este desperdicio y consumismo desmesurado que nos invade por todos lados… Para que esta revolución tome cuerpo, Slow Food ha creado entre otras cosas una red de restaurantes llamados km0, cuya idea es promover que se compre directamente al productor, para valorar de forma justa su trabajo y enriquecerse mutuamente.

Entre otros aspectos, algunos requisitos indispensables para entrar a formar parte de esta red son el uso de ingredientes que recorran un máximo de 100 kilómetros desde su lugar de origen o producción hasta el restaurante (para ayudar a la reducción de emisiones de gases invernadero en la atmósfera), el empleo del mayor número posible de ingredientes ecológicos, la total oposición al uso de ingredientes genéticamente modificados o transgénicos y la promoción de la gestión de residuos para su correcto reciclaje. Con ello, según Petrini, se pretenden alcanzar dos objetivos fundamentales. El primero es el refuerzo de la economía local, tan castigada por la globalización y las prácticas capitalistas.

Dando valor al campesino y al productor, y fomentando que se valore su trabajo de manera justa, se promueve la democratización de una agricultura de territorio, cercana, vinculada a los valores y tradiciones de una determinada región. La clave es trabajar por la identidad verdadera de los pueblos, por la diferencia, en definitiva, por la biodiversidad. Lo bonito, en este sentido, es que precisamente haya diferencias, que una semilla que se puede dar bien en un sitio no se dé en otro. De esta forma, el segundo objetivo que persigue Slow Food es trabajar por la recuperación de la biodiversidad en el planeta. ¿Sabían que la humanidad ha perdido en los últimos 90 años el 70% de la biodiversidad mundial?

slow food

En algunas regiones de Sudamérica, por ejemplo, se daban hasta 2.000 variedades diferentes de patata, muchas de las cuáles se han perdido. Por esta razón, en Slow Food se trabaja en la recuperación de semillas que habían sido seleccionados durante siglos por el hombre, por sus especiales características para adaptarse a las condiciones de un lugar, y que la agroindustria intensiva ha terminado por aniquilar. Y no sólo eso, sino también especies de animales en peligro de extinción debido a la explotación ganadera. Son los llamados productos del Arca del Gusto Slow Food.

Variantes slow

Con el paso de los años, otros ámbitos han ido tomando el concepto, como el caso del turismo, hasta convertir el Movimiento Slow en una corriente universal de comportamiento. En contraposición a las cámaras de fotos, los paquetes turísticos encasillados, las pulseritas del todo incluido o las visitas programadas hasta el último minuto, el movimiento Slow Travel y las Ciudades lentas ha salido a escena con una perspectiva mucho más romántica del concepto de viajar y de hacer turismo. Algo que recuerda a esos antiguos viajeros que se lanzaban a descubrir el mundo, mochila a la espalda, descubriendo nuevos destinos, integrándose en sus costumbres, palpando centímetro a centímetro y convirtiéndose en uno más del lugar, sin prisa pero sin pausa.

slow travel

Un concepto que dista mucho de lo que solemos estar acostumbrados hoy en día en gran parte del mundo. Por todo ello, es fundamental que un territorio mantenga su propia idiosincrasia, por encima de cuestiones productivas en el caso de la agricultura y la alimentación o, por ejemplo en el caso del turismo, por encima de atraer al mayor número de turistas posible, haciendo pueblos, ciudades y destinos a medida del turista raso, sin diferenciarse apenas uno de otro. ¿Habéis probado a daros un paseo por la avenida marítima de Sitges, de Benalmádena, de Benidorm y de la Playa de las Américas en Tenerife? En este caso, la comparación no será odiosa porque parecen todas sacadas de la misma calcomanía…

Decrece y vive mejor

En Ecotumismo no sólo nos sentimos identificados con el Movimiento Slow. En la misma línea de pensamiento, existen otras corrientes de las que también nos hacemos eco en nuestra Web: la teoría del Decrecimiento, las Transition Towns, las cooperativas de agricultura ecológica o la banca ética son una prueba palpable de que el cambio que promovemos es más que posible. La teoría del Decrecimiento es una línea de pensamiento político que, aunque surgida en los años 70, se presenta ahora como una alternativa a tener en cuenta más que nunca. Los teóricos definen el Decrecimiento como la corriente que propugna que en los países ricos no hace falta crecer más, sino plantear un periodo de contracción económica voluntaria que sirva para repensar las necesidades humanas reales y para construir una sociedad más justa, más participativa y ecológicamente sostenible.

Según la teoría del Decrecimiento, la conservación del medio ambiente no es posible sin reducir la producción económica responsable de la reducción de los recursos naturales y la destrucción del medio. Esta destrucción estaría actualmente por encima de la capacidad de regeneración natural del planeta, por lo que se cuestiona la capacidad del modelo de vida moderno para producir bienestar. En general, tenemos muy sobrevalorado el concepto en sí de crecimiento económico. No hace falta hacerlo constantemente y con la comida tenemos un buen ejemplo, al hilo de los que defiende Slow Food y su fundador, Carlos Petrini.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se produce suficiente comida como para alimentar a 11.000 millones de personas y en el planeta sólo vivimos… ¡7.000 millones! No hace falta hacer hincapié en la cantidad de comida que se está desaprovechando y lo peor del caso es que se estima que más de 960 millones de personas padecen hambre en todo el mundo… ¿Para qué seguir creciendo más? Lo único que conseguimos es un modo de vida obsesionado con el trabajo, el dinero y el consumo, que atrae el estrés y no tiene porqué implicar la felicidad. Al contrario… la gran mayoría de las cosas más maravillosas de esta vida no se pueden comprar ni con todo el oro del planeta.

slow agricultura ecológica

Las Transitions Towns

Pero, sin duda, si pensamos en un modelo que lleve a la práctica la filosofía Slow y la teoría del Decrecimiento, en donde la Permacultura sea una pieza fundamental, la respuesta está clara. ¿Has oído hablar alguna vez de las Transition Towns? Los pueblos, barrios, comunidades o ciudades en transición, transition towns en inglés, son un movimiento internacional de personas que, ante el previsible fin del petróleo y la amenaza del cambio climático, han empezado a organizarse en sus municipios y localidades para hacerles frente y ser autosuficientes. El objetivo fundamental es dar a conocer modos de vida sostenible, construyendo y promoviendo una capacidad local de respuesta ante los problemas y desafíos futuros. Se trata de un experimento social a una escala masiva. El objetivo principal del proyecto es dar a conocer modos de vida sostenible y construir y promover la idea de que podemos ser autosuficientes.

¿Qué ocurriría si pasado mañana, de buenas a primeras, nos dicen que no queda petróleo en el planeta? ¿Podríamos seguir con nuestra vida cotidiana normal? La respuesta es un rotundo NO. Aunque parece que muchos no son conscientes de ello, el petróleo barato ha condicionado nuestras vidas en los últimos 50 años hasta tal punto que, si tuviésemos que prescindir del oro negro a corto plazo, nuestra capacidad de respuesta se vería totalmente superada por los acontecimientos. Precisamente, esta capacidad que tiene un sistema de absorber los choques y reorganizarse mientras se produce el cambio, de manera que el sistema mantenga esencialmente su misma función, estructura e identidad, se denomina resiliencia. Se trata de una propiedad que debería ser básica e inherente a cualquier sistema social, natural o planetario.

Este es uno de los ejes en torno a los que gira este movimiento internacional que cada vez más está agrupando y organizando a personas en municipios y localidades para hacer frente a estos cambios y ser autosuficientes. Además apuestan claramente por la soberanía alimentaria a través del cultivo y producción a escala local de alimentos. En las transition towns proliferan las huertas comunitarias, el reciclaje es importantísimo, reparando y reaprovechando toda la basura. Además, a largo plazo las transition towns también quieren ser independientes energéticamente, gracias a las energías renovables, al margen de que cada localidad aplica los métodos que cree convenientes, dependiendo de las características sociales, demográficas y naturales de cada una.

huerto urbano
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