Reflexiones

EuroVegas: el sueño de un americano en Madrid 2/2

Feb 17, 2012 por 1853 Visualizaciones 4 comentarios

El sector servicios está conformado en más de un 95% por pequeñas, medianas y micro empresas que se ven ahogadas por los múltiples requerimientos que la administración les exige. Un porcentaje no poco importante de la economía sumergida de nuestro país (en lo que a mediana, pequeña y micro empresa respecta) está avocada a operar al margen de los parámetros tributarios, ya que éstos están completamente alejados de su realidad económica suponiendo uno de los principales obstáculos que dificultan su viabilidad. Resulta paradójico que la administración se vuelque en viabilizar la propuesta del magnate Adelson para crear un mega casino en la comunidad de Madrid hasta el punto de crear leyes a medida, tan exclusivas como abusivas, mientras se da la espalda a la estimulación de la emprendeduría local.

Más allá del desatino inherente al pliego de exigencias (posteriormente minimizadas a la categoría de “peticiones”), la naturaleza del proyecto transgrede todo principio de sostenibilidad. Un proyecto sostenible y responsable se adecua al terreno y no exige que éste se ajuste a sus “necesidades”. A estas alturas de “desarrollo” no deja de sorprendernos la dirección hacia la que apunta ese supuesto “know-how” que exportamos en nuestros contratos internacionales. Si algo hemos aprendido en materia turística en este país es “know-how-not-to”. Llevamos años pagando las consecuencias de un modelo cortoplacista, carente de planificación y ausente de responsabilidad empresarial, que ni se integra ni se sostiene. Estamos en la era de la reinvención turística, no podemos caer en los consabidos y frágiles monocultivos sectoriales ni en repetir un modelo que no sirve y lleva en su sello la fecha latente de su caducidad.

Tenemos un largo camino que recorrer en la reconversión de nuestro modelo turístico a fin de viabilizar su prosperidad a largo plazo, asegurándonos que los nuevos desarrollos sigan parámetros que garanticen su sostenibilidad tanto económica, como socio-cultural y medioambiental. Resulta tan poco serio como descorazonador comprobar que la Administración, lejos de entender en profundidad la naturaleza de nuestro estadio sectorial, malgaste su tiempo y nuestros tributos en la construcción de Repúblicas Bananeras que distan de generar un impacto positivo en nuestra economía y en nuestra sociedad.

Desarrollo Sostenible